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30 de marzo de 2017

6 escenas de películas bajo la lluvia

Seguro que te has dado cuenta, la lluvia es un elemento muy recurrente en el cine. Y es que todos los géneros, desde el romántico pasando por el dramático, el cómico o el de acción, la emplean a menudo, sobre todo para reforzar una emoción determinada, como puede ser la tristeza,  la depresión, la intimidad, la soledad, el aislamiento, o el terror...
La lluvia nunca es gratuita y si aparece es por un motivo concreto. En el cine de terror nos predispone creando ese necesario efecto de suspense. Al mismo tiempo hace que los personajes se perciban de una forma más vulnerable ya que los contornos y el paisaje se desenfocan, lo que hace que sintamos más intranquilidad al desconocer dónde se encuentra el peligro. La lluvia puede simbolizar la purificación, y así se nos da a entender en la mítica escena final de Ben Hur en donde la madre y hermana del protagonista son curadas de su mal cuando tras la crucifixión comienza a llover torrencialmente. Al mismo tiempo, la lluvia refuerza la sensación de dramatismo, por ello, normalmente tras una tragedia, es seguro que lloverá. Caminar bajo la lluvia o correr acentúa tanto la sensación de libertad como la de desesperación. Y un beso nunca será más romántico si  se da bajo la lluvia.
Pero la lluvia que vemos en el cine tiene truco, para poder ser captada por la cámara el agua se mezcla con leche. Este ardid se ha usado en varias películas, la más famosa, en la mítica escena de Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia.
A continuación seis escenas bajo la lluvia de mis películas preferidas:

#1 Sentido y Sensibilidad
Basada en una novela de Jane Austen,  Ang Lee realizó esta adaptación en 1995 para la pantalla grande.  135 minutos de sensibilidad y mucho romanticismo, de ese del que los insensibles rehúyen hablar y ver, y al que tachan, sin mucha idea, de superficial. 135 minutos que no son para todos los públicos, pues como mucha de la filmografía de Ang Lee, la película se desarrolla con una pausa, una lentitud que hay que saborear poco a poco. La escena, que conjuga lo mejor de Austen con un poema de Shakespeare, sobrecoge, en especial por el buen hacer de Kate Winslet, prometedora joven actriz en aquella época.





#2 El jovencito Frankenstein



En 1974 Mel Brooks dirigió esta divertida parodia sobre el monstruo de Mary Shelley. Contó con la ayuda de Gene Wilder sin el cual la película no sería lo mismo. Además de ser el actor principal escribió junto a Mel el guión de la película. Una película sin más pretensión que la de entretener y divertir, y vaya si lo consigue. La escena es uno de los gags más divertidos, quizás por su simpleza, y la frase en cuestión una de las más recordadas.



#3Titanic



La vieja Rose diría… Han pasado 20 años desde que James Cameron estrenara, allá por 1997, una película sobre uno de los transatlánticos más grandes y más malditos de la historia, el insumergible Titanic, el buque de los sueños que acabó en el fondo del frío océano Atlántico en 1912. La película es de las pocas que posee 11 Oscar; hasta el momento, sólo dos películas más ostentan ese honor.  Además fue la más mediática de su año de estreno, rompiendo varios récords. De lágrimas sobre todo.
Aún recuerdo el olor de aquel cine, y la sensación que flotaba en el ambiente, entre sollozos y lloros ahogados. Fue una de las experiencias más estremecedoras que haya vivido en una sala de cine. Unas emociones remarcadas por la banda sonora de James Horner, en la que suenan gaitas, y ecos lastimeros, lejanos y fantasmales. Este momento, esta escena de lluvia  en la que Rose llega por fin, pero no como esperaba,  a New York, es muy simbólica, y remarca aún más si cabe, la tragedia de los instantes previos.  



4# Blade Runner



Ridley Scott dirigió en 1982 Blade Runner, obra cumbre de la ciencia ficción. Esta conocida escena bajo la lluvia en la que el replicante Roy Batty habla con  Deckard ha pasado a la historia del cine gracias al soliloquio de Roy, que el actor que lo interpreta, Rutger Hauer, improvisó en buena parte ya que como buen apasionado de la poesía le parecía que a la escena le faltaba más intensidad y añadió la frase que más sentido daría a toda la escena.


5# La vida es bella




Roberto Benigni escribió, dirigió y protagonizó en 1997 la película por la cual ganaría un Oscar a mejor actor, además de llevarse dos más, la de mejor banda sonora y a la mejor película extranjera. La escena es romántica y divertida al mismo tiempo, remarcada por una banda sonora que encaja a la perfección, emotiva y muy mágica.



6# Los puentes de Madison


Nadie esperaba que el duro de Clint Eastwood dirigiera en 1995 este drama romántico, que además protagonizó junto a Meryl Streep. Los dos están esplendidos pero Meryl es mucha Meryl como demuestra la emotiva y contenida escena final. Llueve, el semáforo está en rojo,  y todo es gris. Hay muchas emociones a flor de piel. Incertidumbre, miedo, dudas, indecisión, aflicción y aceptación. Porque lo humano es sentir miedo, y dudar, y sentirse solo, y anhelar, y necesitar y aceptar que las cosas duran lo que duran y no hay más, pero que vale la pena sentir hasta el final, que vale la pena darle una oportunidad a  lo que nos remueve por dentro. 



8 de marzo de 2017

4 Mujeres a reivindicar de la historia

Lise Meitner

Lise Meitner (1878/1968), fue una física con un amplio desarrollo en el campo de la radioactividad y la física nuclear, siendo parte fundamental del equipo que descubrió la fisión nuclear, aunque solo su colega Otto Hahn obtuvo el reconocimiento. Años más tarde, el meitnerio (elemento químico de valor atómico 109) fue nombrado así en su honor.








Rosalind Franklin

En 1962 tres científicos recibían conjuntamente el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre el ADN. Hacía cuatro años que una de sus colegas de laboratorio había fallecido. Nadie mencionó en la ceremonia de entrega del prestigioso galardón a Rosalind Franklin, una científica que se enfrentó a su familia y a su mundo para dedicarse a su gran pasión. Desde entonces se creó una controversia acerca de la verdadera autoría de los descubrimientos sobre la estructura molecular del ADN. Rosalind había conseguido fotografiar años atrás la estructura helicoidal del ADN en su famosa Fotografía 51. Parece ser que uno de los científicos, con quien tuvo más enfrentamiento a lo largo de sus investigaciones, mostró a otros dos, Watson y Crick, dicha imagen que sirvió para que estos desarrollaran su teoría. Al margen del debate sobre si mereció o no recibir el Nobel, lo cierto es que Rosalind tuvo que luchar toda su vida por defender y justificar sus capacidades científicas por el simple hecho de ser mujer.



María  de la O Lejárraga

Fue escritora y feminista. Su posición acomodada le permitió formarse como maestra, era una mujer muy culta que hablaba varios idiomas, pero su verdadera vocación fue la de escritora,  algo que chocaba con la sociedad en la que creció, cerrada a la idea de que la mujer se dedicara a las artes y ciencias.
Su marido, Gregorio Martínez Sierra,   se apropió con su consentimiento de las obras teatrales que ella  escribía, y  empezó a hacerse conocido como dramaturgo. “Diálogos fantásticos” (1899) o “Flores de escarcha” fueron algunas de esas obras.
Feminista convencida y activa, afiliada al Partido Socialista, estuvo, no obstante, siempre sometida a su marido, en un auténtico estado de explotación. María solo reivindicó ser la autora de sus textos cuando la hija que Gregorio Martinez Sierra tuvo con la actriz Catalina Bárcenas reclamó los derechos de autor de sus obras.

Federica Montseny

Federica Montseny, ideológicamente anarquista, era una excelente escritora y oradora, y además fue la primera ministra de la historia de España. Durante la  Guerra Civil llegó a la cartera de Sanidad y se encargó de ejecutar reformas en el terreno de la salud pública, así como  de elaborar medidas pioneras sobre prevención de la enfermedad, eugenesia, sexualidad, control de la natalidad,  y reguló el decreto de interrupción voluntario del embarazo.
Especialmente preocupada por la eliminación de la prostitución creó los liberatorios, espacios donde las prostitutas entraban y salían libremente, recibían instrucción y tratamiento médico, recuperaban autoestima y eran preparadas para incorporarse a la esfera laboral. Al finalizar  la Guerra Civil se exilió en Francia donde fue perseguida tanto por la policía nazi como por la franquista, que pidió su extradición aunque las autoridades francesas la denegaron.
Dos años después de la muerte de Franco, Montseny regresó a España y continuó su activismo. 

Feliz día internacional de la mujer


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