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14 de abril de 2014




 Somos pelo. Ya desde antes de nacer tenemos pelo. Es un vello fino y aterciopelado que nos protege en el útero y que actúa como aislante térmico. Tiene un nombre muy expresivo, lanugo, y desaparece a las 40 semanas de edad gestacional. Esta “lanita” puede aparecer también a las personas adultas que sufren anorexia como una protección térmica ante la pérdida brusca de grasa.

Esencialmente somos unos seres peludos. Podemos renegar de ello pero si observamos detenidamente nuestra piel nos daremos cuenta de que estamos cubiertos por finos cabellos. Cuando llegamos a la pubertad  aparece otro tipo de pelo, el pelo androgénico. Dependiendo de los niveles de andrógenos este pelo se transforma en pelo terminal en diferentes partes del cuerpo; vello púbico y axilar en los dos sexos. En los hombres además está el vello facial, el pectoral, el abdominal, el vello de las piernas y brazos, y el vello de los pies. En las mujeres únicamente suelen presentar vello más o menos visible en piernas, brazos y pies.

Es aquí, con el llamado pelo terminal, cuando comienza nuestra tortura. Lo mismo da si eres hombre o mujer, los cánones actuales mandan y depilarse para lucir bien es un requisito. No tener pelo en las zonas antes descritas se relaciona a la limpieza. La femineidad se asocia a la suavidad, a la tersura de la piel, así que presentar pelo en zonas donde por nuestro sexo no es habitual tenerlo puede crearnos un trauma importante.
Ahora que el sol comienza a salir tímidamente de su hibernación y en nuestro horizonte está más próximo el verano, eliminar nuestro vello vuelve a convertirse en una preocupación.

Pero, ¿cuándo comenzó esto de la depilación?

Aunque suene increíble tenemos que remontarnos muchos siglos atrás y detenernos en el Antiguo Egipto.
Los egipcios (3000 a.c.) tenían un elevado concepto de la Estética, la higiene y se depilaban todo el cuerpo. Las mujeres usaban cremas depilatorias hechas con la sangre de animales, tortugas, gusanos o la grasa de hipopótamo. En el papiro de Eber (1500 a.C.) se cuenta que las mujeres usaban ceras que se hacían con azúcar, agua, limón, aceite y miel ó sicomoro (árbol sagrado), goma y pepino. También usaban cuchillas hechas con afiladas conchas de tortuga.
Los hombres usaban navajas de silex, de cobre y de hierro y solían depilarse todo el cuerpo. Los sacerdotes y sacerdotisas egipcias no podían entrar a los templos sin cumplir con este ritual. Se aplicaba tanto para los sacerdotes como para las sacerdotisas.
Entre los romanos el cuidado del vello púbico era concienzudo. Se solía erradicar ya desde la adolescencia, bien en privado o también en los baños públicos. Las Romanas también lo hacían para estar bellas y comenzaban a depilarse el vello púbico en la adolescencia cuando empezaba a aparecer. Usaban pinzas, llamadas "volsella", "dropax" y ceras a base de resinas y brea llamada "philotrum". En los baños públicos había cuartos para la depilación. Existían esclavos especializados, "alipilarius" que depilaban en los prostíbulos el vello púbico de las cortesanas.




Los griegos consideraban que un cuerpo depilado era el ideal de belleza, juventud e inocencia. Los artistas griegos realizaron bellas esculturas donde sobresalía el gusto de la época. En ellas aparecen modelos, tanto masculinos como femeninos, perfectamente depilados.
Era usual en Grecia antigua la depilación del vello púbico, señal de distinción y de rango social, por ello, se practicaba en las clases sociales altas. Usaban la vela para quemar los vellos, abrasivos como la piedra pómez, ceras hechas con sangre de animal, resinas, cenizas y minerales. Las hetairas usaban una crema depilatoria llamada "dropax" pasta compuesta de vinagre y tierra de Chipre.
En la Edad Media aparecieron las primeras tijeras depilatorias fabricadas con las quijadas de un pez, la palometa. Pero durante esta época las mujeres elaboraban pastas que contenían arsénico, azufre y cal viva (oropimente) para usarlas en la depilación. Hacían desaparecer el vello de las cejas, las sienes y la parte más anterior del cabello. De esa forma solían ensanchar la frente y parecer más bellas para los hombres de su época
Musulmanas, judías y turcas cuidan especialmente la depilación. Según el Sunnah, las mujeres musulmanas deben depilarse para mantener su cuerpo limpio. Para ello utilizaban la técnica del hilo en las axilas y el pubis. Esta práctica se extendió a la India, África y a otras regiones bajo influencia del Islam.




Los turcos consideraban pecaminoso que una mujer dejara crecer el vello en sus partes íntimas, razón por la cual los Baños Públicos tenían cuartos especiales, llamados "hamams", donde las damas se depilaban, hoy todavía existen.
Muchos pueblos de América afeitaban distintas partes de su cuerpo. Los Aborígenes Argentinos que se depilaban eran los Puelches, Guenaken, Tehuelches, Araucanos y los Avipones. Estos últimos fueron llamados "frentones" por los españoles porque se depilaban el vello del rostro hasta la mitad de la cabeza, incluidas las cejas y pestañas.
Pero el hito en el mundo de la depilación llegó en la segunda mitad del siglo XVIII. La invención por un barbero francés, Jean Jacques Perret, de la primera maquinilla de afeitar con cuchilla revolucionó a occidente, consiguiendo hacer que esta práctica fuera menos complicada y más placentera tanto para hombres como para mujeres.
Hubo que esperar hasta el siglo XX para que apareciera la primera maquinilla de afeitar con hoja intercambiable fabricada por Gillette. Solo unos años después, se populariza la utilización de la cera de abeja, de la resina y de la parafina para fines depilatorios.





Durante los años treinta del siglo pasado se produce otra invención que, junto a la utilización de ropas que dejaban el cuerpo cada vez más al descubierto, dará un nuevo impulso al mundo de la depilación. Se trata de la maquinilla de afeitar eléctrica. Su fácil manejo hace que se implante sin ningún tipo de problemas en el mundo del aseo y del cuidado personal. También comienzan a popularizarse cada vez más, tanto la depilación eléctrica como las nuevas y cada vez más eficaces cremas depilatorias, hasta llegar a la actualidad, donde el láser y otras nuevas técnicas, ya muy sofisticadas y en algunos casos indoloras, van haciendo cada vez más populares.

Más

En el Renacimiento los artistas retrataron a mujeres con poco o nada de vello púbico, como se ve en los cuadros: "Tres Gracias" de Rubens y "Nacimiento de Venus" de Boticcelli. El hábito depilatorio cayó en desuso después de que Catalina de Medici, entonces Reina de Francia, prohibiera a las mujeres en gestación y a sus damas extraer su vello púbico.

El cristianismo atacó duramente el acto de la depilación que asociaba a rituales paganos. En los países con marcada religiosidad la depilación se redujo a su mínima expresión; fue el caso de España, Francia, Italia, Alemania y Gran Bretaña.




La depilación por electrólisis se inició hace más de 100 años, gracias al oftalmólogo Charles Michael. “Conectó una aguja con cable eléctrico a una batería seca, lo insertó durante varios minutos de una pestaña encarnada, destruyó el folículo y el pelo nunca volvió a crecer”

En mayo de 1915 un anuncio publicado en la revista Harper’s Bazaar se dirigía básicamente a lectoras de la alta sociedad norteamericana.  En él aparecía la fotografía de una joven, con los brazos en alto y descubiertos, con el lema:

“La moda para el verano y el baile moderno se combinan para hacer necesaria la eliminación del molesto vello”



A partir de ahí, comenzaron a aparecer más campañas y diferentes productos para imponer la depilación de las axilas entre las mujeres.

En 1982 un artículo escrito por Christine Hope en el Journal of American Culture, "Cabello caucásico, cuerpo femenino y la cultura estadounidense", reveló que el acto moderno de afeitarse debajo de los brazos y las piernas fue una habilidosa campaña de marketing para vender maquinillas de afeitar, esto se dio a conocer como La Gran Campaña de las Axilas.

Durante la Segunda Guerra Mundial la escasez de medias de seda dejó  al descubierto y sin disimular el vello en las piernas de muchas mujeres. El auge en la moda de las “chicas pin-up”  a través de la fotografía realizada a la actriz Betty Grable, fue un importante desencadenante para que miles de mujeres quisieran imitarla comenzando a depilarse las piernas.



Hay zonas geográficas donde las mujeres son lampiñas, no tienen vello púbico, ni apenas vello en otras partes del cuerpo. Lo mismo sucede con los hombres, por ejemplo entre ciertas tribus indias de Norteamérica, o en zonas de extremo oriente.

En 1960 Harold Maiman patenta el láser rubí para usarse en tratamientos dermatológicos; la génesis de la depilación por láser actual.

8 de cada 10 hombres españoles afirma haberse depilado alguna vez el pelo del cuerpo. Por comunidades los que más se depilan son los canarios seguidos de los navarros.

En Europa 77 millones de mujeres se depilan. En España la cifra anda sobre 12 millones.

Es un falso mito que depilarse con cuchilla haga que salgan más pelos y más oscuros.

En los climas cálidos el pelo crece más deprisa.

Nuestro pelo puede contener restos de distintos elementos, incluyendo el oro.

Un hombre va a pasar 5 meses de su vida afeitándose. Pero si no lo hace, su barba podría llegar a medir 9 metros.


Hans Steininger tenía un récord Guiness: poseía la barba más larga de la historia, 1,40 metros.
Lo irónico del caso es que fue su propia barba la que acabó con su vida.
  Un día hubo un incendio y al huir precipitadamente tropezó con ella, rompiéndose el cuello y muriendo en el acto.

Un estudio publicado en el British Medical Journal y coordinado por el dermatólogo Francois Desruelles, del Hospital Alpe Maritimes de Francia, alerta de que la popular “Depilación Brasileña”  aumenta el riesgo de infecciones de transmisión sexual.

Los humanos estamos destinados a perder el vello porque el recalentamiento del planeta llevará al Homo Sapiens a prescindir de esta capa aislante de frío. Esto sucederá dentro de millones de años, mientras tanto seguiremos depilándonos como desde los inicios de la humanidad.




Fuentes: Ya esta el listo que todo lo sabe,20 minutos,  Imujer, Monografias, Curiosidad infinita.
Imágenes: Google.

2 comentarios:

Ligia dijo...

Ay, cuántas cosas desconocía sobre el vello y la depilación. Los anuncios de los polvos depilatorios son muy simpáticos. La depilación con cera para mí es muy dolorosa...
Abrazos

Ana Bohemia dijo...

La sola visión de esas rudimentarias pinzas para depilar me ha puesto los pelos de punta, ¡que dolor! Y menuda paciencia la de los alipilarius.
Curiosa entrada
;)

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