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21 de julio de 2013

Los 90 ¿otra vez?


Hace unas temporadas sufrimos un revival ochentero en toda regla, y si los ochenta volvieron los noventa no iban a ser menos. Parece que en cuestiones de moda todo se recicla y los diseñadores han tomado la década de los 90 como fuente de inspiración.
Si no quieres quedarte desfasado tendrás que rescatar del armario los vaqueros con rotos y las camisas horteras florales que tanto proliferaron en los noventa. 
Aunque admitámoslo, esa no fue una década precisamente  “glamurosa”. Hasta hace nada mucha gente renegaba de ella, y con toda la razón. Estilísticamente hablando fue una período hortera. Y sin embargo, será la perspectiva, pero con qué cariño la recordamos. Ahora evocamos las mallas florales con cariño, las camisas ombligueras fluorescentes no nos parecen tan cutres, y revolvemos en nuestros joyeros buscando aquellos anillos tan chulos con calaveras y cruces que a nuestra abuela le horrorizaban. Pero si quieres dar el pego de verdad, y parecer un “noventero” como dios manda, te aconsejo que sigas leyendo.
¿Te animas a hacer un viaje en el tiempo hasta esa década?



Te acuerdas de…

¿Las Doc Martens?

Si había algo chulo de verdad que los jóvenes debían llevar en los 90 eran unas Doc Martens de colores. Unas originales Doc Martens podían dejarte sin la paga de todo un año pero, ¡y lo qué fardábamos después con ellas puestas!
Botas militares. Normales o en su versión ligeramente más extrema de caña alta. 
Durante los 90 las botas, en todas sus versionas, moteras, militares, con puntera metálica, fueron imprescindibles. Botas con un poco de plataforma y de aspecto agresivo con las que intimidar a cualquier incauto que se topase con nosotros en la misma acera.
El estilo grunge puso de moda el aspecto desaliñado; camisas de cuadros, mugrientas zapatillas converse, vaqueros anchos, rotos y caídos, pelos largos sobre la cara, actitud pesimista, inconformista pero pasiva.
Otra tendencia más radical surgió en esta década, y sus fachas fueron imitadas por un determinado sector de la población con las ideas y las cabezas rasuradas. Fueron los skin heads, -grupo ultraderechista con ideología nazi-, y su malsana influencia llegó a poner de moda el estilo militar; “cazadoras bomber”,  pantalones  de camuflaje o ajustados pantalones pitillo. Estas cazadoras, usualmente negras con el forro naranja, abundaron en los armarios de algunos adolescentes con gustos por la música “bakala”. Las bomber se llamaron así porque eran las que usaban los pilotos de los bombarderos americanos durante la segunda guerra  mundial.



El tejido vaquero, en todas sus versiones, siguió encabezando la lista de prendas vitales en los armarios.
Pantalones vaqueros raídos, descocidos, con tachuelas, agujereados, recortados y rasgados. Esta tendencia surgió en los años 70 como símbolo de rebeldía durante la era punk. La estética grunge se adjudicó como propia la moda de los rotos, tanto en jeans, como en jerséis, chalecos y camisetas.
Existe un precedente en este tipo de ropa. Se llamaban lansquenetes a los soldados alemanes del siglo XVI; estos tenían la costumbre de aprovechar las prendas de los caídos en combate; si les quedaban pequeñas, les pegaban tajos para podérsela poner. Siglos después los artesanos de la moda empezarían a confeccionarlas así.
Fueron muy usuales los vestidos con estampados florales estilo babydoll; el candor de esta prenda se contrarrestaba con el calzado, normalmente botas militares.


En esta década surgió el rap, el hip hop, el grunge, el indie, y la música tecno, pero el pop y el rock siguieron sonando fuerte.
Aerosmith, Bon Jovi, Lenny Kravitz, Sheril Crow, Alanis Morrisette; fueron algunos de los rockeros que más se escucharon durante esta década; el rock siguió conquistando a las masas, sin embargo el pop siguió en la cima,  manteniendo su férrea hegemonía frente a los demás estilos musicales.
Oasis y su Wonderwall, Blur y su There's No Other Way, Iggy Pop y su lust for life, Nirvana y su Smell like teen spirit, se convirtieron en los himnos de toda una generación. Otros grupos prefabricados, como Take That, Backstreet Boys, Spice Girl,  surgieron para revolucionar el panorama musical, caracterizándose por un desmesurado fenómeno fan. 

El suicidio de Kurt Cobain en 1994 puso fin al grunge; un estilo que surgió en EEUU a finales de los ochenta y que  se caracterizada por una profunda apatía y amargura interior. Un desencanto contagioso inoculado en los jóvenes de entonces a través de las letras y el sonido desgarrado de sus guitarras.
En nuestro país “La ruta del bacalao”, movió a cientos de jóvenes que, de peregrinación en peregrinación, recorrían cada “finde” los templos  del hard core y el tecno puestos de éxtasis hasta las cejas. 




Si pasaste tus años “ce” en los noventa te acordarás de revistas como SuperPop, Bravo, o Vale. Un vademécum de adolescencia dividido en secciones y con consejos de todo tipo. También sexuales. Fichas y entrevistas de los actores y cantantes de moda; test, posters, relatos y consultorio. A la SuperPop, la número uno de este tipo de publicaciones, se le debe el termino “carpetera/o”, no en vano suministraron durante años el material para forrar las carpetas de todos los adolescentes de la llamada generación X; una generación perdida, marcada por la desgana, sin nombre ni identidad propia.
En los 90 Internet daba sus primeros y temblorosos pasos, y los jóvenes de entonces encontraban en la televisión sus modelos a seguir. Series como El príncipe de Bel Air, Expediente X,  o Los Simpsons triunfaban y marcaban tendencia.
Y aunque aún no existía facebook ni twitter ni youtube, y los primeros móviles eran ladrillos poco prácticos, existían los videojuegos y videoconsolas,  como la Sega o Nintendo.  Y en 1996 apareció un juguete japonés electrónico llamado “Tamagotchi” que te ponía al cuidado de una mascota virtual a la que debías cuidar para impedir que muriera. Era la primera vez que un juguete permitía la interacción y ello favoreció que se convirtiera en todo un fenómeno a nivel mundial.
Algunos consumidores llegaron a obsesionarse tanto con el juguete que en psicología  surgió un nuevo termino para designar este fenómeno. “Efecto Tamagotchi”, es decir, una dependencia excesiva y emocional hacia maquinas, robots y software en general. (¿Qué dirían ahora de la dependencia obsesiva y enfermiza de móviles que vivimos en la actualidad? ¡Uf!)



Por supuesto el cine también creaba modas. Los 90 fueron los tiempos de la clonación gracias a la oveja Dolly. Steven Spielberg aprovechó la coyuntura mediática e hizo que Jurassic Park ahondara en esta idea. Gracias al ADN de dinosaurio encontrado en un mosquito atrapado en resina estos gigantes extinguidos cobraron vida y le reportaron al director un buen pellizco en las taquillas de todo el mundo.
Matrix, Pulp Fiction, Trainspotting, Titanic; fueron algunas de las películas revolucionarias en la época, cuando ir al cine era una opción económica y accesible a todos los bolsillos.
Los 90 fueron los años de la televisión. En nuestro país surgieron las privadas trayéndonos diversificación pero también telebasura. De la noche a la mañana los gustos cambiaron y los talk show y programas de corazón ganaron la batalla masificándose. 
La década estuvo marcada por dos guerras, la del golfo y la de Yugoslavia.  Y aunque se seguía luchando por erradicar el hambre y otras enfermedades en el tercer mundo, el sida y la desnutrición seguían haciendo estragos entre la población de África.
En nuestro país el terrorismo seguía robando vidas y el asesinato de Miguel Ángel Blanco provocó una marea de manos blancas sin precedentes. El rey del pop caía del trono y la polémica que le rodeó, acusaciones de pedofilia de por medio, destruyeron su carrera.
Fue la época de la Expo de Sevilla y de los Juegos Olímpicos de Barcelona.


La gente seguía felicitándose los cumpleaños cara a cara, y los niños aún jugaban en la calle. Las cabinas telefónicas tenían motivo de ser. Teníamos que ir a revelar los carretes de la cámara para poder ver las fotos de nuestras vacaciones, y no existía el Photoshop para disimular el acné. La belleza aún seguía siendo auténtica, y los cánones creíbles y saludables.
Se puso de moda la realidad virtual, los Drag Queen, y lo latino. Incluso Enrique Iglesias, con su voz de gato atropellado, consiguió hacerse un hueco  en el panorama musical.
Y llegó la amenaza del fin del mundo. El temible efecto 2000, que presagiaba catástrofes y que al final, como suele suceder con estas cosas, quedó en nada.
La verdad es que el cambio de siglo y de milenio fue muy tranquilo.
La década de los 90 quedó atrás, y la olvidamos rápido para recibir a la extraña década del 2000; una década que podría resumirse en los libros de historia con dos enormes ceros.
Y para qué negarlo, lo cierto es que nunca echamos de menos los 90, pero ahora, ahora que su espíritu parece resurgir con fuerza, echamos la vista atrás y tenemos que admitir que lo que vino después no fue mucho mejor…
Será el tiempo que lo suaviza todo, o que en el fondo la nostalgia nos hace ver con más cariño las cosas pasadas.
O tal vez que somos más influenciables y permeables a las modas de lo que creemos.

De moda o no, los 90 fueron, pese a todo, pese a los zapatos feos, la música estridente y Enrique Iglesias, una buena época.

4 comentarios:

Ana Bohemia dijo...

¿Cómo que no echamos de menos los 90? Yo sí, jaja, fue una decada genial, pasamos de la infancia a la adolescencia, disfrutamos con la música, las nuevas tecnologias y la moda, queríamos comernos el mundo y pensabamos que cuando llegasemos al insti tendríamos una pandilla como la de Sensación de vivir (al menos yo, puff)
Muy buena entrada, sólo echo de menos un poco e música para acxompañar la lectura.
:)

Ligia dijo...

Vivimos con temor la Guerra del Golfo aunque nos quedaba lejos, pero era la excusa para todo, la subida de precios de la gasolina, para imaginarnos que en España nos podíamos ver sin nada...
A nivel personal mi hija con dieciséis años se fue a Barcelona a ver las Olimpiadas y yo dándole vueltas a la cabeza... Para ella fue una experiencia inolvidable, claro.
Pero bueno, como dices, en general los noventa fueron una buena época. Abrazos

Anónimo dijo...

Me ha parecido bastante curioso, sobre todo porque uno nació a principios de los '90 y aunque debido a mis hermanos he tenido un contacto mayor con todo esto (joder, no es que sean 20 años), supongo que uno será más de los 2000. Pero es cierto, me da la sensación de que los '90 nunca se fueron y en muchos aspectos nos sentimos más receptivos con tal decada que con esta. Al menos musicalmente xDDD

Un saludo, Bellve (Raquel) y besos de este Minnesota desaparecido.

Raquel dijo...

Venga, sí, es verdad que se le añora. Fue una época “chachi” . A mi también me pasó lo de la pandilla de Sensación de vivir, pero luego el insti no fue tan interesante, ni tan glamuroso, ni tan movidito.
Iba a poner una selección musical pero el cacharro de ordenador que uso me desespera y eso era un trabajo extra cuantioso en tiempo y esfuerzo, así que al final publiqué la entrada así.
La selección musical era esta:

Canciones de los 90:
MC Hammer U can't touch this
London beat – Ive beeb thinking about you
CeCe Peniston Finally
Ace of base all she want
The verve – bittersweet symphony
Haddaway What is love
Technotronic - Pump Up The Jam
Smashing pumpkins
Iggy Pop - lust for life
La Bouche - Be My Lover
Nirvana – smells like teen spirit
No More I Love Yous - Annie Lennox
Oasis - wonderwall
Big Montain – Baby I love your way
Sin with Sebastian - Shut Up and Sleep With Me
Ini Kamoze - Here comes the Hotstepper


Recuerdo que se habló mucho sobre lo del petróleo, igual que pasó con la guerra de Afganistán. Pero era muy joven entonces y no me acuerdo bien del ambiente en nuestro país; supongo que todas las guerras nos traen eso, sobre todo si tienen lugar en sitios como esos; Iran, Irak, Afganistán, por el tema de la gasolina.
Uno de mis recuerdos de los 90 es de las Olimpiadas de Barcelona, viendo por la tele el momento mítico del pebetero; que suerte tu hija que lo pudo ver en directo.
Un abrazo Ligia :)


Tienes la edad de mi prima, que también nació a principios de los 90. Yo en esa época era una niña y mi adolescencia la pasé en esta década. Fue una etapa musicalmente buena, y supongo que el factor nostalgia tiene que ver en eso. Con el tiempo todo nos parece mejor, o peor. Sin duda la música que se escuchaba antes tenía un poco más de calidad, o eso me parece.
Un abrazo Minessota y déjate ver más :)


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