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31 de octubre de 2009

Inocencia Terrorífica



Nada tendría de particular que te encontraras con estas dos gemelas en el pasillo de un hotel, claro que la cosa cambiaría, y mucho, si te digo que el hotel en cuestión está cerrado en la temporada de invierno ya que debido a la nieve queda incomunicado durante interminables meses, y que a parte de ti y tu familia nadie más, al menos vivo, habita allí.
Entonces, estoy segura, la visión de estas dos niñas te resultaría…mucho más perturbadora.
Eso es lo que le pasa al pequeño Danny, protagonista de “El resplandor”, en una escena que literalmente pone los pelos de punta.
¡Qué inquietante puede resultar la visión de un niño en triciclo!
Stanley Kubrick fue el responsable de llevar a la pantalla grande la versión cinematográfica de la novela de Stephen King “El resplandor” en 1980. Lo cierto es que la película no tuvo muy buena acogida en su momento, tanto así que a Kubrick no le quedó de otra que recortar considerablemente el metraje en la versión europea. Sin embargo, hoy en día la película es considerada una obra maestra del género de terror.




Samara Morgan no es una niña normal. Nunca lo fue, pero ahora que está muerta menos todavía. Para empezar tiene una ligera obsesión con las viejas cintas de video, las VHS de toda la vida, obsoletas por obra y gracia de los DVDs. Mediante las cintas Samara se comunica de modo telepático con el mundo de los vivos.
Cuando algún incauto contempla una de esas cintas viaja directamente a la mente de la niña, en donde podrá contemplar una variada selección de imágenes un tanto surrealistas. Lo peor viene después. Tras el visionado se producirá una llamada telefónica en la que la niña te susurrará estas simples pero aterradoras palabras: siete días. Esos, no más, son los días de vida que podrá disfrutar el que haya visto la cinta. Porque tras ese tiempo la niña, de larga melena oscura y camisón blanco, saldrá del pozo en que murió para cumplir su amenaza. Su sola presencia, chorreante y terrorífica, será suficiente para provocar la muerte de cualquiera que tenga la desgracia de topársela.
Samara tenía un extraño don, la termografía. Una habilidad psíquica que le permitía psíquicamente “quemar” imágenes de su mente hacia superficies o a las mentes de otros. Os imaginareis que Samara no utilizaba su don para el bien precisamente. Fue su madre la que decidió ahogarla en el pozo, pero aunque su “cuerpo” murió su “espíritu” sigue vagando con ansias vengativas.




Cuando Kate y John Coleman pierden al bebé que estaban esperando, todo se derrumba a su alrededor. Su matrimonio se tambalea y la mente de Kate se llena de miedos y temores. Para intentar recuperar la normalidad, la pareja se dirige a un orfanato local con la intención de adoptar a un niño. Allí se sienten enigmáticamente atraídos por una niña de rostro angelical llamada Esther. Pero las cosas se tuercen tras la llegada de la muchacha a la casa de los Coleman, donde empiezan a ocurrir cosas extrañas. Cuando Kate empieza a darse cuenta de que Esther esconde un terrible secreto, intentará descubrir qué es, pero quizá sea demasiado tarde...
Esther es una de las niñas más perversas que han aparecido en la pantalla grande últimamente. Es manipuladora, siniestra e insensible. Y por eso consigue salirse con la suya casi siempre. No es una película de “miedo” al uso, más bien podría catalogarse de thriller. Aunque el tema de la pelí -niño adoptado sale rana- está muy manido, me sorprendió gratamente. Las dos horas de metraje se sostienen bien y no se hacen pesadas. La niña que interpreta a Esther, Isabelle Fuhrman, hace un papelón. Le auguro una excelente carrera en el cine.




Hay pueblos siniestros. Lo que hace de este pueblo en especial tan extraño es que no hay ni un adulto. Todos han sido asesinados por los niños que viven allí. Los niños en cuestión forman una fanática y pérfida comunidad religiosa que rinde culto a una extraña deidad del maíz. Por lo que al llegar a los dieciocho años han de ser sacrificados. Como no, la película es la versión cinematográfica de la novela de Stephen King del mismo nombre.




Cuando el bebé de los Thorn nace muerto, Robert Thorn decide hacerse cargo de otro bebé recién nacido cuya madre acaba de morir haciéndolo pasar por el que acaba de perder, a espaldas de su mujer. Lo que no sabe Robert es que la “criatura” es la reencarnación del demonio; ahí es nada. Y como es de esperar, tratándose de quien es, la criaturita se dedicará a hacer básicamente todo el mal que pueda. Bajo su inocente apariencia Damien esconde un alma ruin y perversa.
“La profecía” tuvo gran repercusión en el momento de su estreno por mostrar el tema del anticristo tan abiertamente. Como las buenas cintas de terror hay mucha leyenda negra envolviendo a “La profecía”. Se cuenta que durante el rodaje se captaron por las cámaras varios fenómenos paranormales. Algo de mal fario sí que merodea sobre la película pues durante el rodaje murieron el director de efectos especiales y su asistente. El hijo de Gregory Peck se suicidó antes del rodaje. Y, finalmente, la novia del encargado de los efectos especiales que diseñó la escena de la decapitación de uno de los protagonistas murió decapitada en un accidente de tráfico, justo al lado de un cartel indicador que señalaba el nombre de una localidad a 66,6 Km. de distancia.




Toshio es un fantasma. Lo mató su padre tras asesinar a su mujer en un arrebato de celos. Ahora sus espíritus han quedado ligados a la casa dispuestos a atormentar a nuevos inquilinos.
Su estética extraña, con sus enormes ojos de gato y el tono azulado de su piel le convierten en un ente escalofriante.




Algo muy extraño pasó en aquel pueblo. Repentinamente todos, incluyendo a los animales, quedaron inconscientes. Hasta los que intentaron penetrar la invisible barrera que envolvía el pueblo cayeron desvanecidos sin razón aparente. Lo más insólito, sin embargo, fue lo que pasó cuando el pueblo recuperó la consciencia. Muchas de las mujeres descubrieron que estaban embarazadas; y todas dieron a luz el mismo día.
Los niños tienen una apariencia extraña, pelo albino y ojos de un insólito color azul. Pero ahí no acaban sus peculiaridades. Los siniestros niños adquieren habilidades telepáticas, y están conectados entre sí. Son, además, muy inteligentes, aprenden con mucha rapidez, pero no son capaces de demostrar amor ni sentimientos. Razón por la cual el pueblo empieza a sentirse intimidado por sus inquietantes presencias, descubriendo muy pronto que es mejor no meterse con ellos.
Cuando sus ojos brillan los niños pueden dominar la mente de cualquiera…y obligarle a quitarse la vida de la forma más escalofriante que mente humana pueda concebir.





Los niños perversos tienen un encanto especial. Saben mejor que nadie ocultar sus aviesas intenciones bajo la ilusoria candidez de su mirada. Henry tiene muy engañados a sus padres. Exteriormente es un niño modélico, de gran atractivo y carisma, pero bajo esa fachada habita un ser cruel y demente que no se parara ante nada para satisfacer sus perversiones. La ocasión se le presenta con la llegada de su primo Mark. El juego de Henry se vuelve muy peligroso pero Mark no puede hacer nada para detenerle. Henry, ese angelito rubio, sabe como manejar a su antojo a los demás. Nadie está dispuesto a creer al pobre Mark sobre la autentica cara de Henry; un niño sin escrúpulos y sádico capaz de asesinar hasta a su propia hermana.




Un aterrador misterio rodea la figura de este niño encapuchado. El secreto que ocultaba bajo la mascara fue el responsable, indirecto, de su muerte.
Tomás tenía un defecto congénito. Su rostro estaba deformado, por eso lo ocultaba tras una tosca capucha. Murió ahogado en una cueva al subir la marea. Ahora es un fantasma que desconoce las trágicas consecuencias que tuvo su muerte. Un fantasma que sólo quiere jugar aunque el juego no sea precisamente inocente.




Entre otras cosas de peor gusto, Regan tiene una increíble habilidad para girar su cuello 360 grados y bajar las escaleras de su casa al revés. Claro que el extraño comportamiento de Regan tiene una explicación. A sus doce años ha sido poseída por el diablo.
El estreno de 'El exorcista' en 1973 consiguió algo insólito, que los espectadores acudieran en masa a los cines para ver una película de terror, género hasta entonces considerado marginal y en manos de la serie B. Su impacto fue tremendo, las crónicas de la época hablaban de mareos, desmayos y abandonos de la sala por parte de espectadores demasiado sensibles. Una ola de psicosis colectiva recorrió el planeta. De todas partes llegaban noticias de gente que se creía poseída por el diablo y varias personas acabaron ingresadas en centros psiquiátricos.
'El exorcista' marcó también el comienzo del reinado de los efectos especiales y del maquillaje en el cine de terror.
He reconocido en alguna ocasión mi reticencia a ver esta película. El rostro deformado y demoniaco de la niña es demasiado para mí alma sensible. Han pasado 36 largos años desde su estreno pero ninguna película hasta el momento ha podido desbancar a “El exorcista” como la mejor película de terror de todos los tiempos.


28 de octubre de 2009

Un lugar mágico



Stonehenge constituye, hoy día, el monumento megalítico más misterioso que existe.




Está situado en el condado de Wiltshire, en el Sur de Inglaterra, entre Amesbury y Warminster, en el entorno del río Avon. Si bien es de un diámetro muy inferior a otros conocidos (tiene 98 metros de diámetro, cuando hay otras construcciones circulares (henges) que alcanzan los 500 m.), es su tipo de construcción la que asombra al Mundo. Su doble círculo de trilitos gigantes de arenisca azul la distingue del resto, máxime cuando está hecho con un tipo de piedra que no existía en la zona.




Este tipo de monumentos comenzó a construirse en el Neolítico, en torno al 3.000 A.C. No obstante, su perfecta construcción, la composición, el acabado de las piedras, la colocan muy por encima de todos los conocidos en la etapa prehistórica de la Europa Occidental. Construida en cuatro fases a partir del 2.800 A.C. se usaron piedras traídas de Avenbury a unos 20 Km., desde el País de Gales a 200 Km. y de Mildford Haven a 250 Km.




En primer lugar hay una zanja circular de unos 4 m. de ancho y 1,5 m. de profundidad. En un segundo anillo hay 56 hoyos, conocidos como los “hoyos de Aubrey”, llamado así en honor a uno de los exploradores que en el año 1650 intervinieron en su descubrimiento. Luego de forma concéntrica, hay otros dos anillos de 30 y 29 agujeros cada uno en los que aparecen restos de cremaciones humanas. A continuación se encuentra el conjunto monumental: dos círculos de piedras levantadas de los cuales, el interior tiene forma de herradura. Hay también 5 grandes piedras sueltas: en el anillo de los hoyos de Aubrey está la “piedra de estación”. En el camino que conduce al monumento está la “piedra de talón”; en la entrada hay otra más, y a continuación una piedra de sacrificio y un altar. Antiguamente, y antes de que se llevaran muchas de las piedras, el círculo estaba formado por 30 columnas unidas por dinteles continuos que se montaban sobre las columnas.




Si misterioso es el origen del conjunto, no menos enigmático es el origen de las piedras azules que se han encontrado en el mismo sitio. Y es que hay una reproducción a una escala mucho menor en el anillo exterior pero hecho con este tipo de piedras que no existen en la zona. Tan sólo son parecidas las existentes en Preseley en el País de Gales.





Muchas teorías han intentado explicar el origen de Stonehenge. Geoffrey de Monmouth, obispo de San Asath y eminente historiador, quien, hacia el 1136 las nombró por primera vez con su nombre actual en uno de sus libros, formuló una interesante teoría al respecto. Geoffrey de Monmouth indicó que las famosas piedras habían sido llevadas al lugar desde Irlanda por el Mago Merlín en los días de Ambrosio, para que sirvieran de mausoleo a los grandes reyes. En el círculo de menhires fueron enterrados, según él, tanto Ambrosio como Pendragón, tío y padre del Rey Arturo. De este modo se entroncaba a Stonehenge con la mitología artúrica.





Sin embargo, con el paso de los siglos, esa teoría quedó en el olvido. Fue Aubrey el que en el siglo XVII descubrió que muchos de estos monumentos se hallaban emplazados en lugares donde no habían habitados ni romanos ni sajones. Llegó a la conclusión de que por tanto, debían ser britones los que lo construyeron, e indicó que seguramente se había construido como Templo de los Druidas.



Otra teoría muy extendida dice que se trata de un Observatorio Astronómico. Esta teoría está basada en los estudios de los Astrónomos Hawkins y Hoyle, quienes encontraron entre las piedras una secuencia lógica. Según la distancia entre los hoyos de Aubrey se pueden prever los movimientos lunares de varios años. Igualmente, los distintos ángulos que forma el sol sobre las piedras solitarias nos ayudan a comprender los equinoccios. Por otro lado, la Astrología, tan ligada a la Astronomía, caza la simbología del círculo con El Sol, y a la herradura con el Menguante de la Luna.




Hoy día, gracias al Carbono 14, se ha concluido que estas construcciones datan del año 1800 A.C. por lo que es imposible que ni Merlín ni los druidas celtas tuvieran nada que ver. Un siglo más tarde, en el 1700 a.C. esa región fue invadida desde el Rin por las llamadas culturas de la cerámica campaniforme, y fueron ellos los que trajeron al lugar las piedras azules desde Pembrokeshire en Gales. Posteriormente, el conjunto fue sufriendo renovaciones hasta quedar en el estado en que está actualmente.




26 de octubre de 2009

El fantasma de Catalina


Con las casas con tanta historia como tiene la casa Lercaro suele pasarme algo extraño. Sus muros guardan secretos y parecen hablar de ellos. Un postigo, un pozo tapiado, una cocina antigua…
He paseado por sus corredores y recorrido sus estancias con los ojos muy abiertos, expectante a lo que pudiera pasar, pero nunca he “sentido” nada especial, tan sólo el peso de una casa vieja y silenciosa convertida en museo. Sin embargo algo indefinible flota en el aire. En cada esquina se percibe “algo”. Tal vez sea sugestión pero sólo hay que pasar cerca del museo y asomarse al patio para estremecerse. Supongo que será porque conozco la leyenda, y por esa razón “sólo” puedo ver la casa de un modo…como el lugar en el que se ahogó Catalina, y en el que, según se cuenta, se llegó a traficar con esclavos.



Aquí la historia, publicada el domingo 9 de noviembre de 2003 en el periódico El Día, por B. Barbuzano.

Hablar de fantasmas en el presente siglo podría significar que se ha perdido la cordura o que se trata de un invento para captar la atención del lector. A pesar de ello, son muchas las personas que ven periódicamente el espectro de una joven nada más y nada menos que en el palacio lagunero de Lercaro, donde se ubica el Museo de Historia de Tenerife. La ciudad de La Laguna se ha caracterizado, desde sus orígenes, por sus historias y leyendas –algunas de ellas relacionadas con el campo de lo esotérico-, pero nunca por una aparición de fantasmas.

Lo más curioso de todo es que a los testigos, que son varios, representantes del Cabildo y del Museo les han prohibido terminantemente hablar de todo el misterio que envuelve la casa. Pero el miedo es tan grande y existen tales ansias de saber lo que pasa en su lugar de trabajo que varios empleados, ocultos en el anonimato, se resisten a mantener el silencio.

Los orígenes de esta historia están relacionados con la antigua casa de la familia Lercaro, que se localiza en la calle de San Agustín y que data de finales del siglo XVI. En este inmueble vivió Catalina, que algunos suponen que fue hija de Antonio Lercaro y a la que obligaron a contraer matrimonio con un hombre de avanzada edad, por lo que la joven decidió quitarse la vida arrojándose el mismo día de su boda a un pozo de la parte trasera de la vivienda, el cual se encuentra en la actualidad tapiado.
La leyenda apunta a que el cuerpo de Catalina está enterrado en una de las estancias de la casa, debido a que, al haberse suicidado, la Iglesia se opuso a que recibiera cristiana sepultura en un cementerio.



Traslado a La Orotava

Estos hechos motivaron que la familia Lercaro se trasladara a vivir a La Orotava, lo que se debió, según el comentario popular, al deseo de huir de la vergüenza de no llevarse a cabo la boda, a la pena por la muerte de la joven y a los comentarios que se levantarían en la ciudad. Es probable que hasta huyeran por el alma atormentada de Catalina, según ha destacado un estudioso de los fenómenos paranormales como Héctor Pérez Fajardo.

El primero de los informantes consultados dice que una de las chicas encargadas de la biblioteca del Museo vio sentada a una mujer, mirándola fijamente y desapareciendo al percatarse de su presencia. Un joven apoyó el testimonio con lo que presenció un día: "Jamás olvidaré aquella mañana, cuando vi pasar un bulto blanco muy luminoso con forma de mujer". Otro empleado añadió: "Vi una nube blanca que se puso a mi lado, pero al prestarle atención se esfumó".

Los testigos del Museo de Historia de Tenerife parece que se animan a seguir hablando, aunque sin quitar la vista de la escalera, por si baja la directora del centro. De pronto, otro joven añade: "Resulta muy aterrador cuando sabes que estás solo en la casa y oyes en el piso superior misteriosos pasos, algo que siempre sucede, igual que las apariciones, cuando alguien nuevo entra a trabajar en el museo. Parece como si deseara estar con el menor número de gente posible".

Sobre los paseos que tienen lugar en la parte superior de la casa, una joven ordenanza contó a Héctor Pérez que "los pasos invisibles se escuchan siempre desde la sección VI hasta el lugar donde se encuentra la vitrina que alberga una imagen de Cristo".
Más increíble resulta la siguiente historia que cuenta otro testigo: "Aquella mañana no había nadie en la sala de didáctica. De pronto se oyó un ruido y la puerta se cerró. Se podría pensar que fue el viento, pero lo más misterioso es que estaba cerrada por dentro con llave, sin haber nadie en el interior de la habitación. Tuvimos que entrar por una ventana, la cual forzamos, y abrir la cerradura. Aquí pasan cosas muy raras".

Uno de los testigos, el que parece que más sabe del fantasma de Catalina, dio a conocer –también contrastado por Héctor Pérez– que una joven trabajadora del museo dejó un vaso de cristal en una de las mesas del piso de arriba y, cuando fue a buscarlo, no sólo lo encontró en otro punto de la mesa, sino roto en mil pedazos.


Una apertura misteriosa


Otra historia curiosa es la que le ocurrió a un hombre que cargó sobre sus hombros unas vigas para subirlas al piso de arriba. Cuando llegó vio que la puerta donde tenía que entrar estaba cerrada con un tablón que la reforzaba. Decidió dejar la carga en el suelo, pero antes de hacerlo, misteriosamente, el trozo de madera que aseguraba el cierre saltó por los aires y las dos hojas de la puerta se abrieron de par en par.
A Héctor Pérez se le coló un extraño "no" muy grave y prolongado en su grabadora cuando hacía una entrevista. Para conocer más de esta psicofonía y de la casa, optó por llevar al lugar a una "sensitiva", quien sintió mucho dolor en el granero y se puso mucho peor en la antigua cocina, percibiendo que en dicha habitación a una joven la habían torturado quemándole los brazos.

Por si fuera poco, dos personas que trabajan en el museo juran haber visto a una muchacha que los observaba desde el granero y que luego desaparecía, estando ellos solos en la casa, ya que se encontraba cerrada al público.
El especialista en casos de casas encantadas y fenómenos "poltergeists" en quien nos hemos apoyado para dar a conocer esta historia añade un último dato de gran valor: "Este edificio no es el único encantado de Tenerife. Los testimonios son muchos y los hechos extraños se suceden por varios inmuebles históricos de la Isla. Un ejemplo claro es la casa adyacente al museo, que es sede del Consejo Consultivo de Canarias, donde 36 empleados de seguridad se han dado de baja en menos de dos años, acosados por el espectro de dos ancianos que los instan a irse del lugar. El secretismo es evidente y sobre este tema está prohibido hablar".



La Casa Lercaro


Esta joya de la arquitectura lagunera comenzó a construirse en 1593 por Francisco Lercaro de León, que procedía de una familia de comerciantes genoveses que se instalaron en Tenerife después de terminada la conquista.
La edificación sufrió ampliaciones en los siglos XVII y XVIII, obteniendo su máximo esplendor, aunque también se llevaron a cabo obras en el siglo XX.
A lo largo de su historia, además de vivienda, la Casa Lercaro ha tenido diversos usos. En los años 40 fue utilizada como albergue de un destacamento militar, denominado popularmente como "los antigases". Después se convirtió en sede de la facultad de Filosofía y Letras.
En los años setenta fue adquirida por el Cabildo, que llevó a cabo obras de restauración para ubicar en la misma el Museo de Historia de Tenerife.
De la casa cabe destacar el patio central con corredores en la parte alta de carpintería profusamente decorada. La escalera principal se hizo con la misma piedra del pórtico de entrada.



19 de octubre de 2009

SALA
DE
LECTURA





* El cuento número trece
(Diane Setterfield)







Cuando una vieja escritora acostumbrada a mentir y una joven librera empeñada en saber la verdad se encuentran, regresan los fantasmas del pasado, los secretos de una familia marcada por el exceso, las cenizas de un incendio memorable y el perfil de un ser extraño que aparece y desaparece tras las cortinas de una mansión.
Entre mentiras, recuerdos e imaginación se teje la vida de la señora Winter, una famosa novelista ya muy entrada en años que pide ayuda a Margaret, una mujer joven y amante de los libros, para contar por fin la historia de su misterioso pasado."Cuéntame la verdad", pide Margaret, pero la verdad duele, y solo el día en que Vida Winter muera sabremos qué secretos encerraba El cuento número trece, una historia que nadie se había atrevido a escribir.


Con un comienzo prometedor se presenta “El cuento número trece”. Las primeras páginas se desarrollan con maestría logrando engancharte sin mucho esfuerzo. Pero muy rápidamente la magia creada en sus primeros capítulos se diluye en una sucesión cansina y desconcertante de descripciones que entorpecen la lectura y que nada aportan a la trama. El ambiente de la novela se vuelve oscuro por segundos. Durante más capítulos de los que una mente impresionable puede soportar, la narración de Diane Seterfield se deleita, de forma obsesiva, en imágenes grotescas. Se presentan los personajes, atormentados, locos, extraños. Se trasladan al tablero donde pasarán sus vidas imaginarias. Durante interminables capítulos jugaremos una partida perdida de antemano. La historia prometedora del principio se desinfla a pesar de los esfuerzos de la autora.

Bajo la amenazante atmósfera creada por Diane Seterfield encontramos muchas referencias a Jane Eyre, Cumbres Borrascosas, La dama de blanco… La fórmula de aquellas novelas decimonónicas calcada al milímetro. Pero Diane Seterfield se queda lejos de las Brönte. La acción, atascada en farragosas descripciones, no avanza.

No suelo dejar libros a medias, por eso no abandoné su lectura a pesar de lo mucho que me estaba costando. Pero estoy segura de que otro lector menos paciente que yo hubiera tirado la toalla a la mitad. El estilo de Diane Seterfield en la novela es impecable, pero parece que emule a otros escritores. Las descripciones son estupendas pero innecesarias, o dicho de otra manera, de nada vale que se deleite durante páginas en la descripción de una casa ruinosa, o de un reflejo en un cristal si la historia que hay detrás flojea, si no consigue emocionar y sorprender. No todo es malo. Realmente la historia tiene momentos entretenidos. En ocasiones, pocos, la historia te atrapa, te inmoviliza y durante páginas no te deja respirar. Tiene una cualidad a resaltar, y es ese poder de atracción, como la visión de las nubes negras de tormenta. Creo que hubiera ganado si la autora hubiera eliminado 30 o 40 páginas de “paja”. Se deja leer, y ya sea por la influencia de esa literatura gótica y lúgubre de la novela decimonónica, tiene momentos memorables. Como en aquellas novelas tiene sus personajes pálidos y perversos, y vergonzosos secretos escondidos en desvanes, e incendios que aniquilan muros pero que no consiguen borrar el pasado esplendoroso de viejas mansiones y deshonrosos misterios. Tiene su buena dosis de personajes enfermizos, con los que no puedes identificarte, y fantasmas, como no. Fantasmas. Y Vida Winter, el único de los personajes que me conquistó.

Mi impresión tras la lectura, decepcionante.




Imagen:"Lectora de novelas" Vincent Van Gogh.

15 de octubre de 2009

De perros, casas valodoras y viejos gruñones




Había oído hablar muy bien de Up todo el verano. Tenía muchas ganas de verla y ayer por fin me puse a la tarea, y sólo puedo decir que me ha encantado. Up es una historia conmovedora, entrañable y maravillosa, que te toca la fibra y que te hace sonreír de satisfacción la mayor parte del tiempo.
La historia de Up es, por encima de todo, una historia de amor, espléndida en su primera parte y muy entretenida en la segunda.


El protagonista es Carl Fredricksen, un gruñón de casi ochenta años que tras quedarse viudo decide realizar un extraordinario viaje para hacer realidad el sueño postergado tiempo atrás de su esposa Ellie. Para lo cual decide trasladar su casa con miles de globos llenos de helio hacía Sudamérica, concretamente hacía “Las Cataratas Paraíso”. Lo que no sabe Carl es que accidentalmente se verá obligado a compartir aventuras junto al pequeño Russell, un boy scout de ocho años algo torpe pero muy alegre.



A partir de aquí las aventuras se sucederán sin pausa, encontrando por el camino amigos y enemigos. La historia de Carl y Ellie me conmovió en muchos momentos y es uno de los aciertos de la película. La relación entre Carl y Russell también me gustó, aunque le falta profundidad. Pero como siempre digo hay que tener en cuenta hacía que público va destinada la película y siendo un producto para niños veo muy bien compensado las partes “serias” y las partes “divertidas”. Una película tierna y amable, y visualmente es una maravilla.




Bolt es otra de las películas infantiles que he visto últimamente y la verdad es que, una de dos: o estoy regresando a pasos agigantados a mi época de infante o con la edad me estoy volviendo más blanda, porque Bolt me gustó mucho, disfrute como una niña.


Bolt es una estrella de la televisión pero él no lo sabe. Nunca ha salido del estudio de grabación por lo que cree que de verdad tiene súper poderes y es un héroe de acción. Un día, inesperadamente, se verá obligado a enfrentarse al hostil mundo real. Como todas las películas de animación, porque es una fórmula que no falla, hay un viaje. Un viaje real y un viaje a nivel de transición. Bolt tiene que regresar a Hollywood desde Nueva York pero no lo hará solo. Por el camino encontrara varios compañeros de viaje, una gata callejera algo sarcástica llamada Mittems, y un hámster adicto a la televisión de nombre Rhino. Con ellos descubrirá el auténtico valor de la amistad.



Una película blanca, amable y divertida.



9 de octubre de 2009

La angustia es el vértigo

Cuando abrí los ojos, sobresaltado, la claridad polvorienta del mediodía taladró mis retinas. El sueño extraño y pesado que me había atormentado toda la noche seguía pegado a mis parpados sin querer abandonarme del todo.

Un dolor lacerante me paralizó al intentar incorporarme. Me sentía ansioso, y tan intranquilo que me ahogaba en el intento de respirar.
Los detalles de la noche anterior estaban envueltos en niebla. Recordaba la mesa y el tapete verde, las botellas de cerveza fría y las cortinas del salón agitándose por la brisa, pero cuando trataba de atravesar la densa bruma de mi memoria me topaba de frente con un muro de hormigón.

Tenía la sensación de estar balanceándome sobre el vacío. Algo invisible y amenazador flotaba en el ambiente enrarecido de la habitación.
Las sombras de mis retinas se solidificaban. Las proporciones de aquella habitación se precisaban. Aunque mi vista seguía borrosa reconocí la estancia que me rodeaba. Eso, contrariamente a lo que hubiera esperado, no disminuyó mi angustia.
Cuando quise moverme de nuevo, una punzada bajo los riñones me hizo aullar de dolor. Bajo mi cuerpo encontré una ficha de póker manchada de sangre. La observé apresada entre mis dedos, con el ceño fruncido y los ojos abiertos por el pánico. Desde las ventanas abiertas se colaba el canto de los pájaros. La dejé caer con asco, aturdido, para palpar mi cuerpo en busca de heridas abiertas. Pero la inspección no me dejó tranquilo, aquella sangre no me pertenecía.
La cabeza me iba explotar. Cerré los ojos tratando de sortear el dolor que latía en ellos, pero una imagen aterradora surgió de la oscuridad. Un demonio verde con ojos de fuego brotó de las tinieblas. Moví el cuello bruscamente, asustado, alarmado por el insólito silencio que llenaba la estancia, angustiado por permanecer aún en aquella incomoda postura, ladeado sobre el costado derecho.

La consciencia había despertado el dolor que bajaba como lava ardiente desde el centro de mi cerebro hacía mi columna. No podía moverme, mis sentidos, atrofiados, trabajaban a medio rendimiento. Forcé mi memoria en un intento inútil de dilucidar lo ocurrido. ¿Qué había pasado? ¿Qué me había llevado hasta aquella situación?
Los juguetes de mis hijos, esparcidos por el salón, arrancaron de mi garganta un gemido. Entonces recordé, aliviado, que ni Elaine ni los niños estaban en la casa. Aquel fin de semana iban a estar con la abuela, en la playa.
La niebla se disipaba. Recordé la reunión improvisada, las voces y las risas de los cuatro amigos, la partida de póker.

El suelo a mi alrededor estaba lleno de restos de comida, de botellas rotas y de cartas. Había algo espantoso en aquel desorden. Haciendo un esfuerzo sobrehumano me puse boca arriba. Recuperando un momento el aliento giré la cabeza a la izquierda y me topé con él. El dinosaurio de plástico de mi hijo, manchado de sangre, me acechaba con sus ojos pintados delante del cuerpo desmadejado de mi amigo, con sus ojos vacíos, su brecha abierta en la frente profunda, asomando de una de sus mangas el as de corazones.

8 de octubre de 2009

Los óleos de Robert Duncan


Curioseando un poco sobre la vida del pintor Robert Duncan se entiende perfectamente su pasión contagiosa por la naturaleza, ya que desde muy pequeño pasaba los veranos con sus abuelos en Wyoming. Fue su abuela quien le dio sus primeras clases de pintura al óleo a la edad de once años. Fue allí donde aprendió a amar los espacios abiertos y el estilo de vida rural. Actualmente Robert Duncan vive en la pequeña ciudad de Midway en el norte de Utah con su esposa y sus seis hijos; dedicado plenamente a pintar y reflejar en sus óleos el Oeste Americano.
La pintura de Robert Duncan es cálida y viva. Me recuerda a las postales navideñas de antes, y creo que por eso me gustan tanto sus óleos.
¿A ti qué te parecen?










7 de octubre de 2009



Al sudoeste de Turquía, concretamente en el valle del río Menderes, en la provincia de Denizli, se encuentra Pamukkale, que en turco significa "castillo de algodón", una zona natural, que es al mismo tiempo una de las maravillas naturales más extraordinarias del mundo.




La antigua ciudad de Hierápolis se construyó en lo alto del ‘castillo’ blanco, que en total tiene 2700 m de longitud y 160 m de altura.




Los movimientos tectónicos que tuvieron lugar en la depresión de la falla de la cuenca del río Menderes no sólo causaron frecuentes terremotos sino que también ocasionaron la aparición de numerosas fuentes de aguas termales. Fueron esas aguas, con su alto contenido en minerales — creta en particular — las que crearon Pamukkale.




Además de algún material radioactivo, el agua contiene grandes cantidades de bicarbonatos y calcio que producen la precipitación de bicarbonato de calcio. Cada segundo brotan de estas fuentes 250 L de agua, dando lugar a la precipitación de 2,2 g de creta por cada litro de agua o 0,55 kg de creta por segundo. Con el paso del tiempo algunas fuentes se secaron debido a los terremotos, mientras que otras nuevas surgieron en los alrededores.




Este fenómeno natural produce gruesas capas blancas de piedra caliza y travertino que bajan en forma de cascadas por la ladera de la montaña, lo que da la sensación de estar ante una catarata congelada. Estas formaciones también adquieren el aspecto de terrazas de travertino en forma de medialuna que contienen una capa de agua poco profunda dispuestas en el tercio superior de la ladera formando escalones, que oscilan de 1 a 6 metros de altura, o estalactitas que sostienen y unen estas terrazas.





Entre las rocas más antiguas se pueden encontrar mármoles cristalinos, cuarcitas y esquistos, que datan del periodo del Plioceno, mientras que la capa superior es de la era Cuaternaria. Los depósitos más recientes de carbonato de calcio le dan al lugar un aspecto blanco deslumbrante.




Estas fuentes, muy conocidas en la antigüedad, fueron descritas por el arquitecto romano Vitruvio. Los griegos frigios atribuyeron a sus aguas propiedades terapéuticas, otorgadas por los dioses, especialmente Asclepio (semidios de la medicina) y su hija Hygieia (diosa de la salud, la higiene y la sanación), bajo la protección de Apolo (dios de la medicina y la curación).




Junto con Hierápolis, Pamukkale, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988.



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